¿Por qué no es lo mismo? Es la pregunta más frecuente que he debido responder cuando declaro ser miembra de este colectivo. La respuesta es terrible sencilla: PORQUE NO ES LO MISMO SER HOMBRE QUE MUJER, corta. Las mujeres rotuladas con un diagnóstico psiquiátrico somos vulnerables a muchas formas de violencia institucionalizada: -Electroshock o TEC (grupo más vulnerable a esta nefasta práctica psiquiátrica invasiva y con consecuencias irreversibles son mujeres embarazadas y niñ@s) -Esterilizaciones forzadas -Violencia sexual (según estudio de tesis en región del Bio Bio 3 de cada 4 mujeres rotuladas con un diagnóstico psiquiátrico reportó haber sido víctima de violencia sexual) -Sobre medicación y patologización de mujeres que ingresan al sistema de salud mental por ser víctimas de violencia intrafamiliar, donde la psiquiatría se presenta como una alternativa para un proceso sanador y/o de acompañamiento y termina siendo un proceso donde con dosis de psicofármacos acallan el sufrimiento y el dolor y la rabia termina siendo domesticado. Se le adjudica una enfermedad o trastorno psicológico a la mujer víctima de la violencia machista y acaba siendo fármaco dependiente ¿las psicodrogas han sido a caso un «remedio» efectivo para detener, cambiar o definitivamente acabar con la violencia hacia las mujeres o sólo la ha individualizado?. Cada vez que me he visto enfrentada al cuestionamiento de nuestro frente he explicado esto largamente y he sido ridiculizada, banalizada como si estuviésemos contra la salud. Y sí, lo estamos porque han determinado qué es lo que debemos aceptar como saludable y bienestar, cánones de funcionamiento del capital y el patriarcado. Estoy (estamos) contra la salud colonizadora y a favor de una salud emancipadora de las mujeres y antiautoritaria. Vamos aprendiendo y construyendo desde el feminismo, desde el apañe mutuo, desde la sororidad. Y seguiremos.